domingo, 31 de mayo de 2020

CARTA AL CIELO (12/02/2020)

            Amada tía Nieves, ¡cuánto te quiero! Y qué poquitas veces te lo dije, hay que ver cómo corre la vida y qué poco tiempo nos deja para pensar…
Dime, ¿hay mariposas en el cielo? ¿Cómo son las casas? ¿De qué color es la felicidad? ¿Has visto a la yaya? Dile a mi padre que su Maruja le está extrañando más que nunca, que está cansada, que ya son muchos años de luchar contra el mundo sin su ayuda, que nos asista…
Cuando veas a Dios suplícale que me perdone –sé que tú ya lo has hecho- por no saber sacarte a tiempo de entre el humo, por perder la ocasión que me brindaste para servir de ayuda. Yo mientras tanto subsistiré a la espera de que me digas algo…
¿Qué hacemos con tu casa? Está tan desolada… los pintores van y vienen brocha en mano, tratando de devolverle un blanco ya imposible, tratando de borrarle la sonrisa a la tragedia. Pero si tú no vuelves jamás conseguirán hacerlo. 
Amada tía Nieves, qué duro amanecer sin ti por vez primera. ¿Cómo vamos a poder sobreponernos? Desde que abrí los ojos te recuerdo cerca, siempre cerca… ¿Cómo es posible pasar de tener dos madres a tener menos de media y no volverse loco?
Gracias por existir. Gracias por los “te quieros” desde el alma. Gracias por nunca verme los defectos que por millares guardo. Gracias por darte a todos sin esperar jamás a cambio nada (salvo besos y abrazos, que eran tu único alimento).
Ahora, y en tanto llega el momento de volver a vernos, vuela libre y dichosa por la avenida de la paz. Tienes alma de sobra para sentarte al lado de Dios Padre…

POEMA DEL ADIÓS

Qué desgarro interior tan hondo siento.
Qué tristeza sin fin. Qué sacudida.
De repente no estás. Cruje la vida.
Se atragantan las horas. Ronca el viento…

Qué ansiedad sin control. Qué desaliento.
Cómo ruge en tu piel la noche herida.
No soporto el dolor de tu partida
ni este ciego y voraz remordimiento…

Dios dispone los cauces del destino
sin piedad ni clemencia. Nada queda
tras de ti más que el polvo del camino…

Queda un once maldito de febrero,
aprender del dolor lo que se pueda,
un ¿por qué? cuatro rosas y un te quiero…

No hay comentarios:

A ONÁN LO QUE ES DE ONÁN

¿Quién no buscó placer en carne propia si no lo halló en ajena? ¿quién puede, a boca llena, jurar que en tiempos de hambre no ec...