jueves, 4 de junio de 2020

De estar triste...


Cuando la luz del sol tomaba asiento
sobre tu tibia risa cada día,
se abrillantaba el cosmos y volvía
a decorar la vida el firmamento.

Mi corazón saltaba por tu aliento
donde constantemente el aire hervía;
de tu mirada a veces parecía
como extraer lo nuevo su alimento.

Te separé del tiempo entre mis brazos
y acristalé la atmósfera de casa
con esmeraldas vírgenes y abrazos.

La soledad rugió cuando te fuiste,
y aunque aprendí a pensar que todo pasa,
se me quedó costumbre de estar triste

No hay comentarios:

A ONÁN LO QUE ES DE ONÁN

¿Quién no buscó placer en carne propia si no lo halló en ajena? ¿quién puede, a boca llena, jurar que en tiempos de hambre no ec...